jueves, 12 de septiembre de 2013

Sísifo

Antonio Fco. González Sanabria | Secretario General ISI Alcalá Guadaíra

En mitología, el mito de Sísifo es la moraleja del trabajo de lo inútil. Dice el mito que Sísifo, rey de Efire (Corinto), hijo de Eolo y Enareta, posible padre de Odiseo es un gran delincuente y mentiroso quien con sus malas artes llega a ser muy, muy rico. Cuando muere y es enviado al inframundo, convence a Hades, con la mentira de que a su muerte su mujer no ha sacrificado el cordero ritual, para que le deje volver a la vida y así castigar a tan pérfida viuda. Cuando este personaje vuelve a Corinto se niega a volver al infierno hasta que Hermes le obliga por la fuerza. Entonces los dioses le castigan con tener que empujar una roca por una colina cuesta arriba hasta que, faltando escasos metros para coronar le pendiente, la roca ruede cuesta abajo y Sísifo tenga que comenzar de nuevo a empujarla.
Esta introducción no es ni más ni menos, según mi parco criterio, el comportamiento y manera de actuar de la Comunidad Europea, invento demencial del famoso grupo Bilderberg. Una unidad monetaria sin unas política y cultura comunes, donde cada país integrante se mira sólo su propio ombligo, no sólo deteriora esa supuesta unidad sino que empobrece todas y cada de las oportunidades tanto humanas, como culturales y económicas que se puedan establecer. Es una política anticiudadana en donde todo es lento, parasitario y fuera de las necesidades de la mayoría de europeos que se suponen tienen necesidades de trabajo, sanidad y educación actuales y no para dentro de varios meses o años.

De nuevo Grecia ocupa las portadas de la prensa con la necesidad de un tercer rescate económico. Este malhadado país es una máquina de tragar dinero, después de 240.000 millones de euros empleados en estabilizar el país, se va necesitar más aporte monetario para poder sostener a este miembro de la Comunidad Europea.

Podemos ver cómo la situación en la que está inmerso este país mediterráneo es tal que hasta se está permitiendo vender y consumir comida caducada. Esto ha sucedido mientras el pueblo griego ha alcanzado sucesivas cotas de empobrecimiento debido a las famosas condiciones impuestas por la Troika y con el consentimiento del burócrata de turno y su cohorte de pelotas y conseguidores.

Así, nos encontraremos con que en los supermercados griegos habrá estanterías para ricos y para pobres: estanterías para manzanas lustrosas y bonitas y, al lado, aquéllas con golpes y bichejos, con aspecto bastante feo; yogures impolutos junto aquéllos con las consabidas manchitas de moho. Se encontrarán todos esos productos salvados in extremis, en diferentes estantes y a bajo precio.

Evidentemente, lo que se nos cuenta con esta noticia no es ni más ni menos que, o bien nos toman el pelo con la dichosa fecha «de consumo óptimo» (ya no se puede decir «de caducidad») y con el consentimiento dado por la UE sí podemos consumir el producto, o de nuevo políticos y gobernantes europeos no dejan de dar palos de ciego y sus errores los paga el pueblo llano. Grecia parece ser un campo de experimentos, donde las medidas que se adoptan para intentar solventar el problema de mala gestión, corrupción y robo sistemático de las riquezas del país no dan fruto alguno y donde, por fuerza, han de autorizar el consumo de alimentos que en otros países van a parar al contenedor de la basura.

Todos estos súpercerebros que nos manejan (que no nos gobiernan) recomiendan a esos gobernantes títeres que rebajen sueldos un 10%, que se hagan más recortes, que se privatice la sanidad y se recorten pensiones porque cuestan mucho dinero y, en definitiva, es el pueblo el que ha de pagar los desmanes de esa clase privilegiada. Imagino que al dejar que el pueblo griego pueda comprar comida barata aun cuando puedan estar consiguiendo alimentos en mal estado o casi, están intentando sólo contener una posible revolución popular. Porque, por desgracia, cuando el pueblo tiene hambre y no tiene nada que perder es cuando es capaz de luchar con uñas y dientes por su supervivencia.

Los únicos culpables del empobrecimiento de sus propios países y de sus ciudadanos son estos tarados mentales quienes ven brotes verdes por doquier, con sus consortes, hijos, amantes, amigos y cobrafavores que les rodean. Son los mismos quienes, además de permitir la pobreza integral de familias enteras, donde los más débiles, ancianos y niños, no hacen tres comidas diarias, tienen la cara dura de desmentir esa realidad cuando salta la noticia del deterioro al que someten a la población. Tal realidad incluso llegó a ser noticia en el New York Times: en España la gente rebusca comida caducada en la basura y en Grecia la UE ya ha autorizado su comercialización y venta.

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