lunes, 9 de diciembre de 2013

La financiación de otro modelo de actividad económica

    En esa coyuntura, el BCE y los Estados decidieron actuar, pero lo hicieron mal. En lugar de garantizar una banca pública y abrir ellos mismos un canal de transmisión del dinero público hacia la economía, (…) tanto el BCE como los Estados siguieron confiando la marcha de la economía a la banca. Ambos prestaron dinero a los bancos a unos tipos de interés muy bajos con la intención de que éstos prestaran a sus vez ese mismo dinero a las empresas y a los hogares (…).

    Sin embargo, la banca utilizó el dinero público barato para tapar sus agujeros, para seguir especulando en los mercados financieros o para prestar a los mismos Estados que les estaban dando el dinero. El resultado fue el que cabía esperar: los problemas de financiación de la economía continuaron y la banca siguió sumando beneficios pero ahora a costa de un mayor endeudamiento de los Estados.

    (…) Había una alternativa que hubiera impedido ese crecimiento de la deuda tan alto: la actuación correcta del BCE. Éste podría haber prestado el dinero directamente a los Estados o incluso haber emitido sus propios títulos de deuda pública mediante acuerdos bien organizados con los diferentes Gobiernos. Y si además estos últimos hubieran poseído una banca pública no habría sido difícil reconducir ese dinero hacia las empresas que lo requerían para poder seguir invirtiendo y creando empleo.

    Sin embargo, el BCE prefirió dejar que fueran los Estados los que se endeudaran y, dado que no había banca pública, éstos tuvieron que permitir que la banca comercial se quedara el dinero sin poder controlar lo que hacían realmente con él. De hecho, y como hemos visto, lo usaron en su contra.

    (…) Las grandes fortunas y las grandes empresas desvían sus fondos a paraísos fiscales o mantienen sus posesiones (…) a nombre de fondos de inversión inscritos también en paraísos fiscales o en países con menores tasas impositivas.

    (…) Antes comentamos que cuando un Estado necesita financiación para pagar el desfase entre gastos e ingresos recurre al mercado de deuda pública. Allí los inversores (…) prestan dinero a un determinado tipo de interés que a su vez y en un sentido general depende de la confianza que se tenga en la economía. Por ejemplo, si se desconfía de la devolución de los préstamos por parte del Estado, los inversores exigirán mucho más dinero en pago de intereses.

    Cuando la crisis comenzó y los Estados tuvieron que endeudarse, muchos inversores, muy cualificados y con muchos medios a su alcance, aprovecharon la situación para especular y hacer grandes negocios en este mercado. 

© Vicenç Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón
Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España
Ed. Sequitur, 2011


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